La caída del Imperio romano de Occidente marcó el comienzo de un nuevo periodo histórico: La Edad Media.
El Imperio
romano vivió siglos de esplendor, hasta que en el año 395 a.C. el emperador
Teodosio dividió el Imperio en dos:
• El Imperio
de Occidente, con capital en Roma, fue muy débil.
• El Imperio
de Oriente, con capital en Constantinopla, fue muy fuerte.
Durante el
final del Imperio, las tribus bárbaras, llamadas así porque los romanos decían
que no eran civilizados, atacaban el Imperio de occidente. Los romanos tuvieron
que hacer varios pactos con estas tribus germánicas. Estos pueblos vivían fuera
del Imperio Romano (fuera del LIMES - frontera).
Finalmente
en el 476, un bárbaro de la tribu de los hérulos llamado Odoacro, depuso al
último emperador de Occidente, Rómulo Agustulo, que tenía en su momento 15 años
de edad, acabando así con el Imperio Romano.
El Imperio
de Occidente fue mucho más débil. Los pueblos estaban acostumbrados a que su
ejército los defendiera, y ante la llegada de los bárbaros, no supieron
defenderse ante las invasiones. Estos cambios fueron muy importantes, porque el
año 476 marcó el final de la Edad Antigua, para dar comienzo a un nuevo periodo
histórico: la Edad Media.
Para unos historiadores la Edad Media terminó
en 1492 con la llegada de Colón a América, para otros, en 1453 con la invasión
de los turcos otomanos y provocando la caída del Imperio de Oriente.
Una vez
finalizada la Edad Media, comenzó la Edad Moderna, que acabaría con la
Revolución Francesa en 1789.
Tras la
caída del Imperio Romano de Occidente, los pueblos germanos lucharon por
quedarse en antiguas tierras del Imperio.
Los Anglos y
Sajones invadieron Gran Bretaña, los Francos la Galia (Francia) y los
Visigodos, la Península Ibérica…
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