Hablar de la Edad Media es hablar de reyes, de
sacerdotes y de caballeros andantes, sólidos pilares que sostuvieron a Europa
durante más de un milenio. Un tiempo donde la guerra y la religión
convulsionaron las sociedades del momento hasta extremos inimaginables.
Diversas costumbres y expresiones actuales, además, encuentra sus orígenes en
el Medievo que te sorprenderán.
1 – Como no podía ser de otra manera, la expresión
castiza ‘poner los cuernos’ está lejos de ser una invención moderna. Fueron los
señores feudales y su derecho de pernada quienes la acuñaron, al colocar una
cornamenta de ciervo en la casa del marido mientras daban buena cuenta de sus
privilegios.
2 – La situación en los comedores y las cocinas era
lamentable. Para la vajilla y la cubertería, por ejemplo, se empleaba el
estaño, un metal que se oxida con facilidad. De manera que el envenenamiento y
la narcolepsia no eran menos comunes que nuestros resfriados.
3 – Las clases menos favorecidas, sin embargo,
carecían de platos y cubiertos, y era costumbre disponer los alimentos sobre
una hogaza de pan, que posteriormente se entregaba remojada en salsa a los
pobres.
4 – A la mesa, tanto los nobles como los campesinos
destinaban una escupidera o similar para escupir las moscas con que tropezaban
sus paladares. Una práctica rocambolesca, incentivada por la precariedad de la
higiene personal.
5 – ¡A la cocina con el muerto! Aunque parezca
dantesco, los familiares depositaban al difunto sobre la mesa de la cocina,
donde continuaban haciendo su vida cotidiana hasta pasados unos días. Era
costumbre, además, poner velas alrededor del cuerpo. De ahí «velar a los
muertos».
En contraposición a la pulcritud (limpieza) que imperaba en la
sociedad romana, los hombres del medievo sostenían ideas extrañas sobre la
higiene corporal, que tachaban de instrumento hedonista y propio de vanidosos.
Por si fuera poco, lavarse demasiado a menudo era el principal causante de las
enfermedades, o al menos así lo creían ,y a pies juntillas, como veremos.
6 – Toda la familia solía tomar el baño en una misma
tina (bañera), y por orden patriarcal. Esto es, primero el padre y los hijos
mayores, y seguidamente las mujeres de la casa. Lo más insólito es la
frecuencia de estos baños: ¡Una vez al año!
7 – Los médicos de la época —que no tenían reparos
en prescribir sanguijuelas para la obesidad— sostenían que el agua caliente, al
abrir los poros de la piel, era el principal transmisor de las infecciones. Tal
era el grado de acuafobia, que algunos realizaban su baño anual en seco, con
una toalla húmeda.
8 – Los Jardines de Versalles, esa maravilla
rebosante de naturaleza y monumentalidad, llegó a recibir unos usos muy
desafortunados. El palacio carecía de aseos, de modo que estos jardines se
reconvertían en retretes durante las fiestas de la realeza.
9 – El mal olor corporal era, por lo tanto, moneda
corriente entre los hombrecillos medievales, que enmascaraban la suciedad
recurriendo a mil chapuzas, como cambiarse de ropa con regularidad (una vez al
mes) o abanicarse continuamente.
10 – De hecho, el abanico perdió su identidad durante
la Edad Media, llegando a usarse exclusivamente para apartar el tufillo que
desprendían los pliegues del vestido.
11 – El mes de mayo era el preferido para bañarse,
además, motivo por el que las bodas se celebraban en junio, cuando los olores
aún podían tolerarse o casi —no en vano el ramo de flores es una costumbre
medieval…
12 – No sorprende, en vista de lo anterior, que la
peste negra encabece el ranking de epidemias más mortíferas de la historia. En
menos de diez años (1346-1353) un tercio de la población continental
desapareció de la faz de la Tierra.
13 – Semejantes métodos no eran extraños. A los
pelirrojos, por ejemplo, se les consideraba vástagos de brujos o íncubos, y
muchos de ellos llegaron a ser entregados sistemáticamente a la hoguera.
14 – En los cementerios la demanda era descomunal, y
muchos sepultureros llegaron a vaciar ataúdes para dar lugar a los recién
llegados. Gracias a esta práctica desesperada se descubrieron arañazos y otros
indicios de la famosa catalepsia.
15 – La catalepsia y la peste bubónica convivieron a
lo largo del Medievo. Frente a las muchas imperfecciones del diagnóstico, los
familiares ataban un cordel a la muñeca del difunto, de modo que hiciera sonar
una campanilla si seguía con vida. De aquí procede la frase «salvado por la
campana».
Investiga sobre las siguientes frases, u otras, usadas en la actualidad y con origen en la Edad Media: https://blog.tienda-medieval.com/dichos-y-refranes-medievales/
«Cargar con el muerto», «como Pedro por su casa» o
«poner la mano en el fuego» también encuentran sus orígenes en este disparatado
periodo de la humanidad, marcado por la necedad, la bajeza y la insensatez. Son
datos insólitos que nos ayudan entender el misterio de la Edad Media y las
muchas rarezas de sus gentes.
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