Entre los historiadores existe una total sintonía al
considerar el enlace entre la princesa María Victoria del Pozo y Amadeo de
Saboya, celebrado en 1867, como la peor celebración nupcial de todos los
tiempos.
Entendiendo por peor, la que mayor número de tragedias acumuló.
La
novia se despertó en el que debía ser el día más feliz de su vida con la noticia
de que su doncella se había suicidado esa misma mañana.
No acabaron ahí los
infortunios, ya que horas después, el mayordomo de la princesa, que mantenía
una relación con una mujer casada, moría aseinado por el marido de esta, que se
había introducido en palacio.
Por si tal cúmulo de desgracias no fuera
suficiente, el coronel que mandaba las tropas durante el desfile nupcial
falleció de un ataque cardíaco durante la parada militar.
Por esto, y por otras tantas muertes que le ocurrieron a invitados a la real boda, se puede considerar a la boda entre Amadeo I y María Victoria, la boda más desafortunada de la historia.
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