viernes, 1 de enero de 2016

TEMA 6 FIN DE LA EDAD MEDIA: DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA


Hay pocas figuras en la historia que hayan sido tan controvertidas y ambiguas como la del navegante y descubridor Cristóbal Colón.  Descubridor de América, aunque él nunca lo supo, murió con la idea de que había encontrado una nueva ruta de llegar a las Indias.
Su verdadera identidad, sus orígenes, su educación, su lugar de nacimiento, todos estos datos han sido una incógnita a lo largo de la historia, provocando disquisiciones y debates entre biógrafos e historiadores. En este artículo versado en Cristóbal Colón y El Descubrimiento de América, pretendemos aclarar ciertas dudas y crear una línea temporal de los hechos para una mejor comprensión y también hacer referencia a otras teorías sobre si Colón descubrió o no América teniendo en cuenta su sapiencia de los viajes vikingos a América.
 (Cristóforo Colombo; ¿Génova?, 1451 – Valladolid, 1506). Los orígenes de este ilustre navegante, posiblemente italiano, ha sido un misterio a lo largo de la historia, misterio alimentado tanto por él como por su primer biógrafo.
La biografía de Cristóbal Colón señala como este empezó como artesano y comerciante modesto, tomando contacto con el mar a través de la navegación de cabotaje, que es el transporte marítimo o fluvial de personas, mercancías y equipajes nacionales con fines mercantiles.
En 1476 naufragó la flota genovesa en la que viajaba, al ser atacada por corsarios franceses cerca del cabo de San Vicente (Portugal), desde entonces Colón se estableció en Lisboa como agente comercial de la casa Centurione, para la que realizó viajes a Madeira, Guinea, Inglaterra e incluso Islandia (1477).
Se aficionó a la cartografía, adquiriendo sus conocimientos de forma autodidacta, se cultivó en las lenguas clásicas que le permitieron leer los tratados geográficos antiguos. Clásicos como Aristóteles o Tolomeo, que defendían la esfericidad de la Tierra. 
Cristóbal Colón, partía de la idea de que, siendo la Tierra esférica, la costa oriental de Asia podría alcanzarse fácilmente navegando hacia el oeste. Una serie de cálculos erróneos le habían hecho subestimar el perímetro terrestre y le llevaron a suponer, en consecuencia, que Japón se hallaba a 2.400 millas marinas de Canarias, distancia que, en realidad, es la que separa las Antillas del archipiélago canario.
Seguramente, algunos marineros portugueses expertos en la navegación atlántica, le informaron de la existencia de islas que permitirían hacer escala en la navegación transoceánica, e incluso es posible que tuviera noticia de la existencia de tierras por explorar al otro lado del Océano, procedentes de marinos portugueses o nórdicos (o de los papeles de su propio suegro, colonizador de Madeira).
Hacia 1480 Colón estaba decidido a lograr la empresa de abrir una ruta naval hacia Asia por el oeste, basado en la acertada hipótesis de que la Tierra era redonda, y en el doble error de suponerla más pequeña de lo que es y de ignorar la existencia del continente americano, que se interponía en la ruta proyectada. Un viaje de exploración que nunca habría imaginado.
El contexto comercial hacía que el Proyecto fuera de indudable interés económico ya que el comercio europeo con Extremo Oriente, basado en la importación de especias y productos de lujo, era extremadamente lucrativo.
Hasta ahora el comercio con Oriente Medio, se realizaba por tierra, estas rutas estaban controladas por los árabes. Por otro lado, los portugueses llevaban años intentando abrir una ruta marítima a la India bordeando la costa africana, empresa que culminaría Vasco Da Gama en 1498.
Unos años antes del descubrimiento de América, los viajes marítimos portugueses a la India bordeando la costa de África y siguiendo el derrotero hacia el este a través del Océano Índico sirvieron como un estímulo para otros navegantes europeos que creían que era posible llegar a las regiones de Asia oriental navegando hacia el oeste.
Cristóbal Colón defendía la hipótesis de que el diámetro de la Tierra era tan pequeño que se podía alcanzar Asia navegando desde Europa hacia poniente. El proyecto no era nuevo, era incluso popular entre cartógrafos y navegantes como posible alternativa a la larga ruta de las especias. Tanto, que uno de los mayores temores de Colón era que otro se le adelantara en cruzar el Atlántico.
Pero lo que ni él ni los sabios o los marinos de ese tiempo podían imaginar era la inmensa extensión de la «tierra incógnita», ni la inesperada inmensidad del Pacífico. Ése fue el verdadero descubrimiento científico que se inició aquel día de 1492, no sólo apareció un «Nuevo Mundo», sino que el antiguo globo terráqueo se expandió a casi el doble del tamaño que se le suponía.
El Descubrimiento de América, uno de los momentos fundamentales de la historia universal y de la Edad Media, que comenzó con la llegada a América el 12 de octubre de 1492 de una expedición capitaneada por Cristóbal Colón por mandato de los reyes Isabel y Fernando de Castilla y Aragón, que había partido del puerto andaluz de Palos dos meses y nueve días antes y, tras cruzar el océano Atlántico, llegó a unas islas del continente americano, concretamente las Bahamas y a su regreso dio a conocer por primera vez en Europa la existencia de un Nuevo Mundo.
El siglo XV fue una época de difíciles pero paulatinos avances en la exploración del mundo, motivados por encontrar rutas comerciales alternativas para llegar a las Indias.
De hecho, podemos decir que, provocado por las crecientes dificultades del Imperio Bizantino, que finalmente caería con la toma por los turcos de Constantinopla en 1453, los europeos occidentales se vieron forzados a buscar rutas alternativas a Asia.
Fruto de estas expediciones fue la conquista castellana de las islas Canarias, que comenzó en 1402 por la isla de Lanzarote y concluyó en 1496 con la conquista de Tenerife.
En este contexto, Cristóbal Colón, presentó a la corona de Portugal un proyecto para llegar a las Indias desde el Oeste.
Los portugueses le rechazaron, debido a que sus navegantes estaban logrando importantes avances en sus viajes por la costa de África. Una ruta más confiable que una navegación atravesando el desconocido e inhóspito océano. Su proyecto era una verdadera aventura sin ningún tipo de garantías.
El hecho de que los cálculos de navegación, que Cristóbal Colón había hecho se basaban en rutas que partían desde las Islas Canarias, un pequeño detalle que los portugueses no estaban dispuestos a asumir, ya que, si la empresa tenía éxito, su ruta debería ser compartida con la Corona de Castilla, perdiendo el reino de Portugal la exclusividad.
Fue entonces, con el rechazo de los portugueses que Cristóbal Colón, que había estado a las órdenes del rey de Portugal, ofrece a los Reyes Católicos el proyecto de llegar a las Indias siguiendo una ruta hacia el oeste en lugar de bordeando todo el continente africano.
Para poner en práctica su proyecto, Colón partía de la idea de la esfericidad de la Tierra, cuestión controvertida en la época. Finalmente, por las Capitulaciones de Santa Fe, en las cuales se estipulaba que el marinero recibiría los títulos de “almirante de la mar oceánica” y “virrey” de las tierras que descubriera, también recibiría la décima parte de los beneficios obtenidos. Los Reyes Católicos acordaron con Colón el inicio de la expedición.
Como los Reyes Católicos estaban en desventaja respecto de los portugueses en la competencia por llegar a las Indias. Así es como los Reinos de Castilla y Aragón deciden apoyar el proyecto de Cristóbal Colon. Sin embargo, su concreción se demoró siete años porque, hasta 1492, su principal objetivo fue expulsar a los musulmanes de la península.
  • Primer Viaje de Colón (3 de agosto de 1492-15 de marzo de 1493)
En abril de 1492, los Reyes Isabel Fernando firmaron junto a Colón un acuerdo, las Capitulaciones de Santa Fe. En ellas se establecía que Colón recibiría el Almirantazgo perpetuo, el Virreinato y la Gobernación de todas las tierras que descubriese y –además- la décima parte de las riquezas halladas.
Todo estuvo listo y, el 3 de agosto de 1492, Colón partió del Puerto de Palos con tres embarcaciones, La Pinta, La Niña y La Santa María. Colón navegó hasta Canarias y luego hacia el oeste, alcanzando la isla de Guanahaní (San Salvador, en las Bahamas) el 12 de octubre de 1492. Por primera vez, un grupo de europeos pisaba tierras americanas, aunque ni Colón ni sus tripulantes eran conscientes de ello.
En aquel viaje descubrió también Cuba y La Española (Santo Domingo), e incluso construyó allí un primer establecimiento español con los restos del naufragio de la Santa María, el fuerte La Navidad. Persuadido de que había alcanzado las costas asiáticas, regresó a España con las dos naves restantes en 1493.

  • Segundo Viaje de Colón (25 de septiembre de 1493-11 de junio de 1496)
Una vez descubierta una nueva ruta a las Indias ahora la finalidad era asentarse rápidamente para dejar clara la presencia española y por lo tanto declararlos territorios pertenecientes a la Corona de Castilla. No hay que olvidar que todos los grandes imperios necesitaban las mercancías que provenían de Oriente y sus rutas pagaban altos aranceles.
Otra finalidad y no por ello menos importante, era encontrar la forma de llegar a la India y Catay, donde se encontraban los principales puertos comerciales de Oriente y así conseguir una ruta comercial propia y española.
El 3 de noviembre de 1493 y por segunda vez Cristóbal Colón avista la costa del nuevo continente, se trataba de una isla a la que llamó La Deseada, no se sabe muy bien si por los deseos normales de avistar tierra o por encontrar una de las islas perteneciente en al Archipiélago de las Antillas que intentó encontrar en su primer viaje y no lo consiguió.
Desde La Deseada puso rumbo hacia el norte descubriendo la isla de Puerto Rico, siguiendo el archipiélago hasta llegar de nuevo a La Española, donde encontró el Fuerte de La Navidad, totalmente destruido tras un levantamiento nativo guiada por el cacique y caníbal Caonabo. El fuerte que había sido creado con los restos de la Santa María estaba quemado y destruido y todos sus integrantes muertos.
Pero La Española podría contener grandes minas de oro, por algo fueron recibidos con regalos fabricados en el más puro oro, lo que hizo necesario la creación de un nuevo asentamiento en la Isla. Colón fundó una nueva colonia el día de reyes de 1494, en un lugar más apropiado y resguardado. Esta villa no podía tener otro nombre que el de una reina La Isabela.
Tras fundar este nuevo asentamiento, Cristóbal Colón continúa con sus exploraciones siguiendo la línea de costa llegando a una nueva isla, eran las costas de la Isla Juana hoy Cuba, nombre que recibe en honor a la Infanta Juana hija de los Reyes Católicos. La Isla de Juana ya había sido descubierta en su primer viaje por lo que la exploración siguió hasta llegar a la Isla de Santiago ahora Jamaica el 5 de mayo de 1494. Tras este descubrimiento Colón puso rumbo hacia el sur.
Es en este segundo viaje, en la isla La Española observó el eclipse lunar del 14 al 15 de septiembre de 1494 y, comparando sus horas del comienzo y fin con las registradas en las observaciones de Cádiz y Sao Vicente en Portugal, dedujo definitivamente la esfericidad de la Tierra ya descrita por Claudio Ptolomeo.
Con el descubrimiento de estos nuevos territorios y tras explorar la nueva isla de Santiago, tras navegar entre los distintos islotes puso rumbo de nuevo a la Española desde donde partió de nuevo rumbo a Cádiz, lugar al que llegó el 11 de junio de 1496.

  • Tercer Viaje de Colón (30 de mayo de 1498-25 de noviembre de 1500)
Dos años después y tras preparar su viaje detalladamente, Colón partió desde el puerto de Sanlúcar de Barrameda rumbo al nuevo continente por tercera vez. La finalidad ahora estaba más clara, anexar el mayor territorio posible a la Corona Española y conseguir el oro y los tesoros que parecían abundar en estos nuevos territorios.
A finales de julio de 1498 Colón llega a la Isla Trinidad. Colón había prometido bautizar el próximo lugar que descubriera en honor a la Santísima Trinidad, quizás fue guiado por la Trinidad o quizás fue casualidad, pero el 31 de julio de 1948 avistaron a lo lejos tres picos y los llamó Montes de Trinidad.
Desde allí se dirigió rumbo norte llegando hasta la desembocadura del río Orinoco, zona a la que le dedicó varios días, recorriendo todo el golfo de Paria.  Por primera vez Colón se encontraba en tierra firme, hasta ahora sólo había descubierto islas, pero la aparición del Orinoco con agua dulce, le hizo convencerse que había llegado a un continente. Esta zona recibió el nombre de Tierra de Gracias por la amabilidad de sus gentes.
El 15 de agosto de 1498, Cristóbal Colón divisa tres islas, dos de ellas eran pequeñas, áridas y parecían deshabitadas, estas son las actuales Coche y Cubagua, ambas separadas de una tercera isla más grande y cubierta de vegetación.  Esta Isla recibió el nombre de Asunción, la que hoy se conoce como Isla Margarita, sus habitantes indígenas muy amables y amistosos agasajaron al Colón y su expedición con bellas perlas, un hecho que no pasó desapercibido por los exploradores españoles.
El hecho de haber vuelto de su segundo viaje sin los tesoros prometidos a la corona y sin encontrar la ruta para llegar a la India habían hecho mella tanto en el ánimo de la corte española, que veían como sus arcas se iban vaciando por el excesivo coste de estas expediciones, como la tripulación que acompañaba a Colón que también obsesionada con riquezas y poder no veían satisfechas sus aspiraciones.
Cuando tras la exploración de estos nuevos territorios Colón regresa a La Española, el destacamento que allí se encontraba se habían amotinado por el descontento ante la falta de tesoros y riquezas. Colón se vio obligado a negociar proponiéndoles volver a la isla de Cubagua, recién descubierta para formar un nuevo asentamiento dedicado al comercio de las perlas.  Aquí en 1528 nacería la primera ciudad fundada por los españoles en el nuevo continente y la llamaron Nueva Cádiz.
Ante las constantes quejas del destacamento español, las sublevaciones continuas y la incompetencia de los hermanos Colón para llevaban la administración de las nuevas tierras, sumado a los gastos que provocaban la Isla La Española, los Reyes Católicos decidieron enviar a un Juez Pesquisador D. Francisco de Bobadilla.
Este tras escuchar las quejas procedió a arrestar a Cristóbal Colón junto con sus hermanos Diego y Bartolomé, quienes encadenados iniciaron su viaje de regreso a España, llegando a Cádiz el 25 de noviembre de 1500. Colón fue liberado por la Reina Isabel, pero obligado a renunciar a los derechos como gobernador tenía otorgados, ahora su prestigio había caído por los suelos.

  • Cuarto Viaje de Colón (3 de abril de 1502-7 de noviembre de 1504)
Pese a los problemas por la pérdida de sus poderes, Cristóbal Colón inició el cuarto y último viaje, aunque con una serie de prohibiciones, como la de tocar tierra en La Española. El objetivo de este viaje era encontrar un estrecho, el Estrecho de Malaca, que le permitiera llegar a las Indias, al oeste de las islas Antillas, ya que se veía que éstas no lo eran, aunque no podían quedar muy lejos de las tierras por él descubiertas.
Salió del puerto de Cádiz con dos carabelas y dos navíos: La Capitana, La Gallega, La Vizcaína y el Santiago de Palos, el día 11 de mayo. Pasando por Canarias, llegó a las Indias en 30 días.
Con el regreso de Francisco de Bobadilla y Colón destituido como gobernador, los Reyes Católicos envían a Nicolás de Ovando para ostentar ambos cargos en la colonia. Cuando Colón llegó a La Española una fuerte tempestad se había desatado, con las naves dañadas intenta llegar a puerto, maniobra que el nuevo gobernador le niega, prohibiéndole que desembarque en la isla. Ante la posibilidad de perder todos los barcos Colón puso rumbo a la isla de Jamaica, donde pudo refugiarse.
Tras casi dos meses de fuertes tormentas, el almirante pone rumbo al oeste, llegando hasta la costa de Honduras y descubriendo la Isla de Guanaja. Conoció el cacao en esta expedición, cuando al cruzarse con una embarcación indígena Mayas, éstos les ofrecieron un polvo marrón al que llamaban cacao.
A la llegada a Punta Cajina, hoy llamada Punta Trujillo los españoles celebraron la primera misa en tierra firme del continente americano. Después dirigió su expedición hacia el este, donde y como ahora sabemos en época de huracanes los vientos son terribles, durante varias semanas se vieron sacudidas por las tormentas hasta que el 12 de septiembre al llegar a un cabo y doblarlo, la calma llego. Colón bautizó este cabo como Cabo Gracias a Dios, separación natural de Honduras y Nicaragua.
Colón llegó a tocar tierras panameñas, pero como le pasó en los viajes anteriores regresó a España sin haber conseguido los objetivos propuestos desde su primer viaje


Murió en Valladolid en 1506. Pero las desgracias llegarían cuando un año más tarde se publicó un libro cartográfico donde un navegante florentino llamado Américo Vespucio, aseguraba que todo lo descubierto desde el primer viaje de Colón no eran tierras Orientales, sino un nuevo continente.
Cuando la corona de España decidió desposeer de títulos a Cristóbal Colón, pusieron fin al monopolio que esta familia tenía en cuanto a la navegación en las Indias, abriendo nuevos negocios a otros navegantes quienes iniciaron una gran cantidad de expediciones o “Viajes Menores”. Entre los muchos marineros que se aventuraron destacan personajes como Pedro Alonso Niño descubriendo Venezuela, Bartolomé Ruiz descubridor del Océano Pacífico, etc.
La Corona Española no obtuvo las especias de las Indas. Pero en su lugar consiguió algo mucho más importante: la oportunidad de construir un gran Imperio. En posteriores expediciones de conquista, los reyes católicos vieron satisfechas sus objetivos.
Los metales preciosos americanos y la explotación de la fuerza de trabajo de los aborígenes enriquecieron a España, y se incorporaron a la economía europea, contribuyendo a su transformación.
Cada 12 de octubre, se conmemora el Descubrimiento de América, realizado por Cristóbal Colón en el año 1492. Con él se abre uno de los más complejos capítulos de la historia universal.
Involucra a la naciente sociedad moderna europea y sus viajes de exploración, a las civilizaciones originarias de América, y el inicio de un imperio colonial que duraría siglos. Y -en medio de todo esto- un navegante con un proyecto arriesgado y un destino que nadie hubiera previsto: el Descubrimiento de un Nuevo Continente.
Este descubrimiento cambió el curso de la historia, y aunque resulta difícil pensar o saber qué hubiera pasado si Colón hubiera seguido otra ruta, parece claro que el descubrir América supuso gran riqueza para Europa, aunque pocos o ninguno fueron los beneficios para los que por aquel entonces poblaban aquellas tierras.
Al margen de la conquista de los territorios de América, cabe añadir que la llegada de europeos supuso además un colapso demográfico de la población indígena, debido principalmente a los genocidios indiscriminados, o la llegada de enfermedades epidémicas ante las que los indígenas carecían de defensas biológicas.
Aunque queda probado con todo lo dicho, la importancia de Cristóbal Colón en el descubrimiento de América, lo cierto es que la historia ha demostrado que no fue este navegante el primero que llegó a las costas de este país.
De hecho, se sabe que 500 años antes de la llegada de Colón a América, fueron los vikingos los primeros en descubrir el viejo continente y no solo eso, sino que el vikingo Leif Ericson y su tropa vikinga llegaron a la que es ahora conocida como Norteamérica donde estableció un asentamiento en la isla de Terranova, tal y como probaron los restos de asentamientos vikingos que encontraron los arqueólogos encontraron en la zona, pertenecientes al año 1000, aproximadamente.
Al margen de los vikingos, existe además una leyenda en la que se asegura como un monje irlandés llamado Brendan logró llegar a América en el siglo VI, con la idea de encontrar el paraíso y sumado a esto existen evidencias que marineros portugueses ya habían llegado al continente mucho antes que Colón, en el año 1424.
Otras creencias apuntan a que los fenicios, que fue una civilización realmente avanzada con récords destacados en navegación, quizás podrían haber viajado a América en el 1600 antes de Cristo. En muchos mapas de la época aparecen marcadas islas que parecían ser una invención mitológica, pero que podrían haber sido parte de los descubrimientos de estos al llegar a costas del viejo continente.
El 12 de octubre de 1492, desembarcó Cristóbal Colón en América, después de un largo y atormentado viaje que comenzó el 3 de agosto del mismo año desde Palos de la Frontera (en España), en lo que él creyó que eran las Indias. El navegante estaba de hecho convencido de que era posible “buscar el Levante por el Poniente”, una convicción apoyada también por la famosa carta del cartógrafo Paolo dal Pozzo Toscanelli a Alfonso V de Portugal, bien conocida por Colón, en la que se afirmó que la ruta más corta Alcanzar Asia fue por la ruta atlántica.
La fecha que ha cambiado de manera irreversible la historia y el equilibrio global, también la concepción que el hombre tuvo de sí mismo y del mundo, se conmemora con el Día de Colón, un evento que se celebra desde 1869 y que se ha convertido en una celebración oficial en Estados Unidos desde que, en 1937, así lo decidiera el presidente Franklin Delano Roosevelt. Por conveniencia, la celebración se lleva a cabo el segundo lunes de octubre, por lo que este año se celebró el aniversario el 10 de octubre, con el tradicional desfile a lo largo de la Quinta Avenida, con bandas, carros y figuras.
Pero esta no es la única celebración con respecto al descubrimiento de América por parte de Colón. En España tenemos el 12 de octubre fijado como el Día de la Hispanidad o Día Nacional de España, que, aunque conmemora como en 1492 se unieron los Reinos de España en una misma monarquía, también de alguna manera celebra la llegada de la expedición de Colón a América.
En América del Sur, sin embargo, la celebración nada tiene de alegre o festivo y aunque el 12 de octubre es un día marcado como festivo, la verdad es que la celebración se ve más como un recuerdo de la posterior invasión que supuso la llegada de Colón que un “descubrimiento” real.
Ante las críticas que de hecho suscitaba la conmemoración del Día de Colón, desde 1977, se celebra además el Día de los Pueblos Indígenas que se estableció durante la Conferencia Internacional sobre Discriminación contra las Poblaciones Indígenas en las Américas (en Ginebra).
En los Estados Unidos, ya en 1968, el entonces gobernador de California, Ronald Reagan, firmó una resolución que estableció un día conocido como el día de los indios americanos, que se celebrará el cuarto viernes de septiembre. También en California, en 1992, el consejo de la ciudad de Berkeley, en California, declaró el Día de los Nativos Americanos para el 12 de octubre. Más y más comunidades en los Estados Unidos exigían un cambio que también conmemoraría a las poblaciones nativas de los Estados Unidos, para honrar el patrimonio Y a la aportación histórica y cultural. Por lo tanto, algunos estados, como Alaska, Hawái, Oregón y Dakota del Sur, han reemplazado el Día de Colón con el Día de los Nativos Americanos, mientras que en 2014 Seattle votó para cambiar el nombre del Día de Colón en el Día de los Pueblos Indígenas.
La Alimentación tras el Descubrimiento de América
Muchos hablan de los beneficios que trajo descubrir América, por los minerales, las plantaciones, sin dejar de lado la riqueza cultural que, aunque explotaron, a más no poder, lo que más aceptaron y esperaban con ganas las diferentes poblaciones, de la vuelta de los viajes comerciales a América, eran la cantidad de alimentos, no conocidos por ellos y que conquistaron sus estómagos, tras las diferentes expediciones que se realizaron.
Sin duda los alimentos más populares, fueron frutas y verduras, que aún nos seguimos preguntando cómo llegaban en buen estado tras cruzar el océano, pero se ve que muchas civilizaciones aceptaron esos alimentos y los hicieron base de su alimentación.
Los tomates y los pimientos que llegaron del nuevo continente, fueron la base de que España y la costa de Europa, comenzara con la dieta mediterránea con alimentos ricos en antioxidantes y ricos en vitamina C. Las alubias y las patatas, aparecieron para evolucionar en las cocinas y crear guisos, especialmente en la cocina española. Y no sólo la cocina, sino que, gracias a la patata, un alimento denso saciante y con muchos nutrientes, salvó a muchas civilizaciones en épocas de hambrunas, en la zona centroeuropea.
Los alimentos más exóticos, sin duda, fueron el maíz y el aguacate. También llegó el pavo, como fuente cárnica y aunque no terminaban de adaptarse del todo aquí, al principio, actualmente, tras conocer los beneficios de estos productos de la tierra, especialmente del aguacate, es traído y cultivado en grandes cantidades para el consumo diario.
Y como estrella de los productos exportados de América a España, fue el cacao. Que se convirtió en una delicatesen al que pocas personas podían acceder. Se movía más que nada entre las altas esferas de la nobleza, que compartían ese fruto para el deleite.
Por supuesto, aunque España disfrutara mucho de sus comienzos con la dieta mediterránea, de sus aguacates, de su pavo y se volvían locos con el cacao, España también respondió de manera positiva en cuanto a la alimentación porque decidieron enviar a América productos propios de la tierra y que actualmente son la base de su alimentación.
Acogieron con los brazos abiertos a las fuentes cárnicas como el cerdo, la vaca y el pollo, que es la base de muchos platos sudamericanos y el trigo y el arroz, que siempre están en sus platos, como el pan en el nuestro, fueron exportados desde España hacia el nuevo continente.
Exportaron frutas como las naranjas, las manzanas y las uvas que tanto gustan en el terreno peruano y enviaron miel, que actualmente, también es la base de muchos de sus dulces, porque endulzan con eso. Pero lo que más destacó fue su apreciación del plátano que fue exportado desde las islas Canarias hacia América, para ser una fruta de lo más socorrida en platos dulces y salados.
La alimentación desde el descubrimiento de América ha evolucionado muchísimo. Si nos ponemos a pensar en cómo se alimentaban antes y qué hubiera pasado si no se hubieran hecho ese intercambio de cultura gastronómica, nos enfrentaríamos a una civilización, totalmente diferente.


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