"Yo morí en el infierno. Ellos lo
llamaron Passchendaele", escribió el poeta Siegfried Sassoon.
Este lunes, con diversos homenajes
realizados por los gobiernos de Reino Unido, Bélgica y otros países europeos,
se conmemoran los 100 años del inicio de la batalla de Passchendaele, una de
las más sangrientas de la Primera Guerra Mundial.
El 31 de
julio de 1917, el comando del ejército británico lanzó una ofensiva cerca del
poblado de Passchendaele, en el norte de
Bélgica, contra el imperio alemán.
Pero lo
que se preveía como una confrontación de pocos días se extendió por tres meses,
con una cifra de muertos que muchos historiadores calificaron de
"masacre": 585.000 bajas,
incluyendo a los soldados que fueron declarados desaparecidos.
"Algunas de las imágenes más crudas
y características de la Primera Guerra Mundial sobre el horror,
los ataques con gases y el lodo, salieron de los campos de batalla de Passchendaele".
El
enfrentamiento, también conocido por su nombre oficial de "tercera batalla
de Ypres", terminó tras 90 días de intensos combates de trincheras. Los
británicos tuvieron una victoria pírrica: sus líneas habían avanzado apenas 8
kilómetros sobre las de los alemanes.
"Llama
la atención lo desastroso que fue por el enorme número de muertos". según Ann Phillips, sobrina Edward Woolley,
quien perdió la vida en la batalla cuando tenía apenas 22 años.
Tras el
fin de la batalla, Sassoon, poeta y soldado, escribió su poema
"Lápida": "Yo morí en el infierno. Ellos
lo llamaron Passchendaele".
Y el infierno, según él, era el lodo
En julio de 1917, la Primera Guerra
Mundial entraba en su tercer año de enfrentamientos, con sonoras masacres en
los campos de batalla de Somme y Verdún, norte de Francia, que retumbaban en la
moral de las tropas.
La desesperación acosaba a ambos bandos..
El
ejército británico ya había intentado tomar la ciudad belga de Ypres en dos ocasiones: entre octubre y noviembre
de 1914, y entre abril y mayo de 1915.
El objetivo siempre había sido controlar
Ypres, con el fin de poder alcanzar la costa y destruir la base de submarinos
que los alemanes habían instalado allí, pero los dos intentos anteriores no
había resultado bien para las tropas británicas.
Sin
embargo, esta vez, según un reporte del comandante de Reino Unido en Francia,
el general Douglas Haig, la victoria que habían conseguido
en la localidad belga de Messines un mes antes les había dado suficiente
confianza para creer que un tercer intento de tomar Ypres sí sería exitoso.
Y el primer paso de esa estrategia sería
la ocupación del poblado de Passchendaele (hoy Passendale), situado a unos 13
kilómetros de Ypres.
Pero sobre el general Haig se levantaba
una sombra siniestra: había comandado al ejército británico durante la batalla
del río Somme, en 1916, donde murieron unos 300.000 soldados británicos,
australianos y neozelandeses tras haber logrado un avance mínimo. soldados, caballos y
tanques de guerra.
Pero no
importaron aquellas referencias: el 31 de julio de 1917 la
infantería inició el ataque.
Durante los primeros días, la batalla
transcurrió de acuerdo con lo que se había visto en los tres años de conflicto:
avances allí, retrocesos allá.
Entonces, sobre la región de Flandes
cayó una lluvia histórica. El campo de batalla se transformó en un enorme
lodazal.
"Fue entonces cuando una explosión
golpeó las repisas de madera, que me hicieron caer en un lodazal sin fondo y
perdí la luz", escribió Sassoon.
Pero más allá de la poesía, el relato de
los historiadores señala que el barro no sólo impidió el avance de las tropas,
sino que además bloqueó los fusiles y evitó el desplazamiento de los tanques y
cañones.
"Fue
un estancamiento de tropas, rodeadas por el bombardeo de gases venenosos,
francotiradores y, sobre todo, barro, que era tan denso que los soldados y los caballos se ahogaban allí",
afirmó el periodista de la BBC George Hard, quien ha escrito sobre la historia
y la conmemoración de la batalla.
"Mientras las tropas alemanas
ocuparon las defensas construidas en concreto en la parte de alta del terreno,
las los británicos se vieron forzadas a cavar sus trincheras en los campos
anegados de Flandes", agregó.
Después de tres meses de batalla, el 6
de noviembre de 1917, Haig declaró la victoria: habían tomado Passchendaele,
que estaba a sólo 8 kilómetros del lugar donde había comenzado la ofensiva en
julio de ese año.
El saldo
fue desolador: 325.000 soldados muertos del bando aliado (algunos
de ellos, los hombres del poblado belga) y 260.000 entre los alemanes.
Y la cruenta guerra que se extendería
durante un año más.
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