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El 14 de
septiembre, Washington llegaba a Williamsburg en Virginia. El 26 de aquel mes
llegaba la artillería, soldados y suministros franceses, incrementando el poder
del ejército rebelde. Aunque no se suele hacer mención de ello, es importante
resaltar la importancia de la ayuda española para el triunfo final de los
insurgentes continentales. Los fondos y avituallamientos aportados
por Francisco de Saavedra resultaron vitales para permitir a la flota
francesa del almirante de Grasse trasladarse desde el Caribe, y permitir
el triunfo final sobres los ingleses.
Ya para entonces su
número ascendía a casi unos 19 mil soldados, una cantidad temeraria. Dos días
más tarde Washington empezaba a rodear Yorktown, tomando los
franceses el flanco
izquierdo y los americanos el derecho. Las baterías se ajustaron desde
posiciones clave, pues Washington creía que podría rendir a los británicos sólo
con el bombardeo.
Las tropas terrestres
independentistas y sus aliadas francesas más la artillería de sitio
francesa, todas bajo el mando del general George Washington, quien tenía la
ayuda de experimentados jefes europeos, como Viomenil, Saint Simon, Lameth, De
Lauzan, Von Steuben, Noailles, Lafayette, Montmorency y otros, en colaboración
con la flota francesa del almirante galo conde De Grasse, cercaron a las tropas
británicas al mando del teniente general Charles Cornwallis en un
asedio que duró desde el 28 de septiembre hasta el 17 de
octubre de 1783, en que se iniciaron las negociaciones que culminaron
dos días después con la capitulación británica.
El gobierno inglés
aceptó los términos del Tratado de París, firmado el 3 de
septiembre de 1783, que puso fin oficialmente a la guerra.
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